Con las puertas y ventanas de la basílica de Santa María abiertas de par en par, la luz de la tarde resaltando determinados puntos de la basílica y toda la familia del Misteri dispuesta a dar lo mejor de sí mismos, comenzó el drama asuncionista donde el arcipreste tuvo palabras de recuerdo y cariño para los familiares y afectados por el accidente de la Nit de l'Albà.
En esta primera parte, la Virgen María, acompañada de su cortejo, accede por la puerta mayor del templo, pide a María Jacobé y a María Salomé que no la abandonen y canta su anhelo de reunirse con su Hijo. Desde el Cielo, tras abrirse la Mangrana, el Ángel que está en su interior anuncia a María su inminente muerte y, tras finalizar su descenso hasta el Cadafal, le entrega una palma dorada para que sea portada en su sepelio. Posteriormente, entran en el templo los apóstoles para acompañar a la Virgen en sus últimos momentos. Primero San Juan, a quien le entrega la palma dorada, luego San Pedro, y posteriormente, otros seis apóstoles que acuden para asistirla en sus últimos instantes.
Tras la muerte de María, entra en escena un nuevo aparato aéreo: el Araceli. El mismo está ocupado por tres adultos y dos niños, todos ellos figurando que son ángeles, y que descienden lentamente para recoger el Alma de la Virgen. Ésta se representa con una pequeña talla que también asciende en el aparato aéreo. Con el retorno de este conjunto al Cielo concluye el primer acto de la representación y que ayer se prolongó durante algo más de hora y media.
Noticia extraída del Diario Información